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1. Animales salvajes y criaturas artificiales En avec determination, Antoine Schmitt presenta su colección de entidades programadas como criaturas silenciosas, que luchan contra su entorno, del cual formamos parte. De esta manera auspicia una perspectiva filosófica en el enfoque de su obra, la cual en sí misma es ante todo nada más que pura matemática. El aliento y la sangre de estas criaturas abstractas es un conjunto de ecuaciones matemáticas que determinan no sólo su apariencia, sino también su conducta e intenciones. En su introducción señala Schmitt:
Las criaturas de Schmitt pronto advierten el conflicto existente entre su meta, que es moverse, y las limitaciones físicas de la caja. Están varadas en una situación irremediable que nos recuerda el destino de Sísifo. Consideremos la entidad de Stepping, que está intentando ponerse de pie y caminar. Una y otra vez se golpea la cabeza contra los bordes, cae de rodillas, pero nunca pierde lo que llamaríamos su coraje o instinto de supervivencia, y vuelve a ponerse de pie sólo para encontrarse con las mismas limitaciones. Las criaturas de Schmitt están condenadas a permanecer en su jaula. En lugar de conquistar nuevo territorio, sólo exploran su indefensión. Nos viene a la mente la pantera enjaulada descrita por Rainer Maria Rilke en 1907. Ésta camina sin detenerse todo el día tras la reja, que se ha transformado en su mundo. Der Panther Sein Blick ist vom Vorübergehn der Stäbe Der weiche Gang geschmeidig starker Schritte, Nur manchmal schiebt der Vorhang der Pupille
Su mirada está del paso de las rejas La marcha muelle de trancos dúctiles y recios Sólo a veces, permite en silencio la apertura (Traducción de Héctor
A. Piccoli) La Pantera de Rilke estaba en el Jardin del Plantes de París; las entidades de Schmitt fueron creadas en una computadora, en algún lugar de París. Pero más allá de estas alusiones accidentales y sin sentido podría existir una relación más estrecha entre ambas. 2. Objetos y observadores Tanto la pantera como las entidades programadas se ven confrontadas por limitaciones de movimiento. Sin embargo, sienten sus limitaciones de manera distinta. Haya venido la pantera de la selva al zoológico o nacido en éste, siente lo inadecuado de este espacio, que no es el campo apropiado para ejercitar sus músculos, los cuales se agotan al caminar sobre los barrotes, que la contienen. ¿Qué hay de las criaturas artificiales de Schmitt? ¿Nos parece que se sienten como si existieran en el espacio equivocado? ¿Su fuerza está paralizada como la de la pantera? Estas criaturas, no; más bien aquéllas a las que representan. Al igual que la pantera de Rilke, las criaturas de Schmitt tienen la doble vida de un símbolo. Representan lo que son: una pantera cautiva en un zoológico y una criatura programada atrapada en una caja. También representan a sus observadores, porque éstos tienen sus propios barrotes. Por supuesto, quienes visitan un zoológico no se sienten atrapados al observar a la pantera, que fue traída de su propia vida a la de ellos. En cambio, tienen una sensación de poder y gozan al ver a esta criatura peligrosa reducida a un objeto sedado y domesticado en una parte igualmente domesticada del Jardin des Plantes, en lugar de ponerse a buscarla en su propio reino. La experiencia del zoológico reemplaza a la experiencia real, del mismo modo que lo hacen medios como los libros, los periódicos y el cine, el cual, en la época en que se escribió el poema, ya jugaba un rol importante en la presentación de lo exótico dentro del marco seguro del consumo (visual). Si bien esta substitución es justamente lo que hace que los visitantes del zoológico se sientan seguros, refleja su propia vida encorsetada. Están limitados por sus miedos y situación social, que les permiten tener una visión substituta. El círculo pequeño, la voluntad paralítica, la vista cansada - son hermanos de la prisionera. ¿Los visitantes del sitio de Schmitt también son cautivos? Hay una diferencia entre los visitantes del sitio y los del zoológico.
Mientras que los últimos no pueden influir en la situación
(aparte de provocar a la pantera enjaulada mediante gritos o ademanes)
los primeros pueden interactuar con las criaturas programadas. Podemos
acelerar el movimiento de estas criaturas, dirigirlo hacia la derecha,
hacia la izquierda, hacia arriba o hacia abajo; podemos arrojarlas contra
la pared. A diferencia de los visitantes del zoológico, no somos
espectadores impotentes de su interminable lucha, como sugiere
Schmitt en su introducción. Está en lo correcto al decir
que no podemos intervenir en esta lucha, sino sólo perturbarla
aun más cuando movemos el ratón. Sin embargo, nuestra
interacción, nuestra interferencia, nos convierte de meros espectadores
en parte integrante de la situación. El propio Schmitt llama
a la interacción apenas un vínculo mínimo entre
su realidad y la nuestra. Considero que el vínculo es mucho
más significativo de lo que nos querría hacer creer Schmitt,
pues nos coloca en sus zapatos, por así decirlo. Somos estas
entidades que luchan contra su entorno, del cual formamos parte,
como dice Schmitt. Somos la pantera. Artificiales como son, estas criaturas
cuentan la historia de cómo deseamos infructuosamente salir de
nuestra propia caja. Pero, ¿qué es la caja? 3. Pensar la caja Hay muchas cosas que podamos relacionar con este signo. Una que viene a la mente muy fácilmente es el sistema social. Desde esta perspectiva, la figura Not Moving es la que parece haber aprendido la lección: no aspira a salir. Sólo nos contempla, moviéndose de una manera muy elegante, y, como una especie de premio a su obediencia, no puede ser arrojada contra la pared, ni en el nivel horizontal ni en el vertical. Es como un ejemplo de educación social: usted no será lastimado una vez que haya aprendido a conducirse dentro del sistema, mientras que aquellos que se resistan a hacerlo serán clavados como la última figura de la colección de Schmitt (ésta sería una manera de encontrar un orden en la presentación de Schmitt, si no fuera porque de vez en cuando reemplaza la criatura más vieja con otras nuevas). Si dejamos la metáfora demasiado simplista de la caja como símbolo del sistema social, podemos pensar en la caja como lenguaje (que finalmente constituye el sistema social) o como software, el lenguaje de la programación. Después de todo, estas criaturas encerradas en la caja son el resultado de ecuaciones matemáticas. Han sido producidas por un ser humano igual a cualquiera de nosotros, excepto porque sabe cómo escribir estas ecuaciones. El programador es el verdadero padre de estas criaturas, Dios, quien decidió colocarlas en una caja para que pudiéramos jugar con ellas. ¿Realmente queremos que estas criaturas sean libres? Estas criaturas permanecerán en la caja, así como la pantera permanecerá en la jaula. Y aun así, su presencia nos trae tanto placer como ansiedad pues las cajas y las jaulas nunca son totalmente seguras. La pantera que ande suelta por las calles de nuestra ciudad es una pesadilla, tanto como lo es el software que ande suelto por la Red. Queremos a los dos, a la pantera y al software, pero que estén controlados. Antoine Schmitt pone en claro que no tenemos ese control. Su configuración de los usuarios tiene por objeto señalar esto y por ende enfatizar que sólo él, Dios el programador, tiene el control. Que es él quien fija las reglas está subrayado por el hecho de que el movimiento de nuestro ratón hacia la derecha o hacia arriba inesperadamente mueve a las criaturas hacia la izquierda o hacia abajo y viceversa. Pero ¿el hacedor de reglas sigue controlando todo? No estamos verdaderamente seguros de ello. Está la experiencia del poder nuclear y el miedo a la manipulación genética. Está el temor a la vida artificial y el horror a no poder librarse más de los fantasmas convocados anteriormente, como ocurre en el poema Der Zauberlehrling (El aprendiz de hechicero) de Friedrich Schiller. Todas estas facetas de la crítica cultural pueden aplicarse a las criaturas artificiales de Schmitt cuando juguetonamente tratamos de liberarlas. Finalmente quizás logremos entender que la cuestión no es no poder liberarlas porque el programador controla sus opciones; la cuestión es que desesperadamente esperamos (o por lo menos deberíamos esperar) que realmente lo haga. De nuevo, ¿qué es, finalmente, la caja? Además de la jaula para los que están cautivos en ella, la caja representa nuestros propios límites. Los límites de nuestra vida, que nos hacen querer que la pantera esté en el Jardin des Plantes en lugar de estar nosotros en la selva, y los límites de nuestros proyectos, que nos hacen programar cosas sin que la meta esté nunca asegurada. Todos experimentamos nuestros límites cuando recurrimos a la ayuda del wizard para instalar un nuevo programa en nuestra computadora. No me pregunten qué pasa una vez que oprimo ok. Algo ocurre, y lo único que espero siempre es mantener a la pantera dentro de la jaula. 4. Espectáculos y significado Las piezas de Schmitt en avec determination resultan impresionantes en varios sentidos. Podemos contemplar los movimientos de estas criaturas y sus esfuerzos por salir de la caja. Podemos involucrarnos y tratar de ayudarlas a lograrlo, o bien comprobar el poder que ejercemos sobre ellas. Finalmente, contemplamos lo que todo esto parece significar. Así, el proyecto de Schmitt - aparte de placer visual y programación sofisticada - provee semántica bajo el espectáculo superficial. Es un ejemplo de software art - como lo describe Lev Manovich en su ensayo Generation Flash - que no sólo es un trabajo de programación bien hecho con una interfaz atractiva y una interacción juguetona sino que también transmite un mensaje que vale la pena contemplar. Que este mensaje puede entenderse de distintas maneras y no finalizar nunca es algo que conocemos y que esperamos del arte, en contraposición a los lemas de un manifiesto. La pieza de Schmitt entretiene de distintas maneras. Observemos a estas criaturas y sus diferentes formas de moverse - o más bien de bailar - y veamos cómo sus cuerpos reaccionan de diversos modos cuando llegan al borde; tratemos de comprender la coreografía detrás de la danza, intentemos influir en ésta, hagámonos amigos de ellas e imaginémoslas fuera de la caja, por ejemplo en nuestro disco duro, y tratemos de sonreír pensando en ello.
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